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sábado, 23 de diciembre de 2006

Del objetivismo ingenuo al subjetivismo trascendental

Con Descartes se inagura una nueva forma de hacer filosofía. La filosofía da un giro radical.La razón será la fuente principal de conocimiento seguro y el criterio de verdad evidente. La búsqueda de un método significa la necesidad de superar una vieja concepción del mundo basado en las creencias y en las ideas dogmáticas. La tradición anterior se justificaba en el principio de autoridad de Aristóteles ( 384 a.c ) y Santo Tomás ( 1225-1274 d.c) que reducia el platonismo a cristianismo. El silogismo discursivo utilizado por esta tradición partia de un enunciado general o una premisa mayor alcanzado por medio de la fe, de la verdad revelada o aceptada por la autoridad de la tradición. Las conclusiones que se seguian de cualquier silogismo nunca podían poner en duda este principio inicial general del cual se partia. ¿Pero si la premisa mayor o el enunciado general no se acepta qué valor puede tener este método discursivo? Descartes será el impulsor de la razón como método de análisis de la realidad y Bacon lo hará con la experiencia. Los dos autores criticarán el silogismo en tanto no hace avanzar el conocimiento científico puesto que no puede cuestionar nunca el principio general inicial dado por la fe. Parece pues que aceptar la forma silogística significaba no cuestionar la verdad de los enunciados. He aquí pués la cuestión que la modernidad filosófica empezará por cuestionar sobre todo. No interesará tanto la descripción de un orden real sinó prescribir el orden racional de lo que llamamos realidad. En definitiva se trata de encontrar las condiciones que permiten pensar la realidad a partir de un método o un procedimiento que nos permita acceder a una verdad coincidente con la propia realidad. Por esi hablamos de objetivismo ingenuo en la tradición platónica y aristotélica y de subjetivismo trascendental en la nueva filosofia moderna.

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